El mito de los deberes, de Alfie Kohn. Ediciones Kaleida Forma, 2013.

El mito de los deberes

¿Deberes sí o deberes no?. ¿Qué coste tienen para los niños a los que se les mandan?. ¿Y para sus familias?. ¿Qué beneficios se obtienen?. El autor americano Alfie Kohn, experto en educación, responde de forma clara a estas preguntas en su libro “El mito de los deberes”. Sólo leyendo el título es fácil intuir cuál va a ser su posición.

La descripción que hace Kohn sobre los efectos negativos que tienen los deberes sobre los niñ@s y sus familias es contundente. Estrés, falta de tiempo, conflictos familiares, desinterés por el aprendizaje. El alto coste de estos efectos debería ser compensado por importantes beneficios para justificar la actual política predominante sobre los deberes. Este supuesto beneficio sería una mejora en el aprendizaje, sin embargo no existe ningún estudio serio que lo confirme. Tampoco se han podido confirmar otras aportaciones no académicas como podrían ser promover la responsabilidad o mejorar la gestión del tiempo.

Partiendo de estas bases Kohn analiza las causas por las que a pesar de la falta de beneficios demostrables de los deberes estos siguen siendo tan comunes. Entre ellas cita la tergiversación que se hace de los estudios existentes, la tendencia que tenemos a no cuestionar lo establecido o el miedo de los padres al tiempo libre que tendrían sus hijos.

Finalmente plantea posibles cambios sobre los deberes, como sería establecer como situación por defecto el no mandarlos, controlar la cantidad o mejorar la calidad de los mismos cambiando el tipo de tareas hacia actividades diferentes a las habituales.

Alguien que haya visto como a su hijo le mandan deberes de forma masiva e indiscriminada difícilmente podrá discrepar de Kohn en cuanto al impacto que tienen. Es frustrante ver cómo el niño pierde parte de su infancia pasando horas y horas realizando tareas repetitivas que no le aportan nada y sólo conducen a la desmotivación.

Tras leer el libro de Kohn es abrumador darse cuenta de lo poco que nos cuestionamos las cosas que están establecidas a pesar de que veamos claramente sus consecuencias negativas. Incluso cuando los mayores afectados son nuestros hijos.

¿Deberes sí o deberes no?. Desde mi punto de vista el establecer como situación por defecto el no mandar deberes podría ser adecuado, puesto que el hecho de la obligatoriedad de tareas diarias suele conllevar que estas sean repetitivas y sin interés.

Por otra parte, también considero que pueden definirse tareas que sea recomendable realizar fuera del aula pero que vayan a aportar algo importante a la misma. En estos casos pienso que estarían justificadas e incluso serían positivas.

En definitiva, en mi opinión la clave más que en “deberes sí o deberes no” estaría centrada en “qué deberes y con qué fin”.