En estos días en los que todos estamos confinados en nuestros hogares, se escucha de nuevo hablar de la brecha digital.

Un mes ya desde que el coronavirus puso nuestras vidas del revés.

Cerraron escuelas, bares, restaurantes, se suprimieron eventos, se impuso el teletrabajo en las empresas que podían llevarlo a cabo y que de alguna manera habían comenzado con la transformación digital. Otras han empezado ahora de manera forzosa.

Ya un mes que cerraron las puertas de Centros de Enseñanzas para Adultos, Centros de Mayores, residencias…

Y con ese cierre, las personas a las que dedico mi tiempo, mi esfuerzo y mi trabajo se han quedado sin que pueda acompañarles en el proceso de inmersión tecnológica más básica y esencial a día de hoy en nuestras vidas y tan necesario para todos.

Un mes desde que he tenido que paralizar mi trabajo, cuyo objetivo es erradicar en la medida de lo posible la brecha digital entre las personas mayores.

Temas encima de la mesa

Sentirnos vulnerables, amenazados, afectados, es lo que ha hecho que nos topemos de morros con retos que diariamente están ahí, presentes, y a los que apenas hacemos caso ocupados en nuestras vidas locas.

Sí, las catástrofes naturales o sociales son las que nos hacen despertar aunque sea unos minutos para mirar más allá, y activar nuestro lado solidario o reflexivo pero desde la perspectiva casi siempre de que esto no nos va a suceder. Huracanes, inmigración, muertes de ancianos y niños….

Esta vez nos ha estallado en la cara.

Ahí fuera hay una pandemia que ha sido capaz de poner el mundo patas arriba, que está matando a miles de personas, y de la que sus mayores víctimas son nuestros mayores. Ellos que son nuestra memoria, que han sido nuestra guía, luchadores incansables.

Pero se ha puesto también encima de la mesa la sanidad pública, lo delicado de nuestra economía, el cuidado a los mayores, la soledad de esta población.

En estos días más que nunca se oye hablar de brecha digital en su amplio concepto, no solo entre personas mayores, también alumnos, familias, parte del profesorado. Falta de conocimiento y recursos.

¿Y ahora qué?

Soy totalmente consciente del reto al que se enfrentan familias sin recursos para que su hijos puedan continuar el curso del manera online así como la dedicación del profesorado para que nadie se quede atrás.

Conozco lo difícil que está siendo el teletrabajo, los chicos en casa, el esfuerzo supremo de acompañarles en el aprendizaje, yo sin ir más lejos soy una madre que lo tiene día a día…..

Pero dejadme que dedique estas lineas a las personas mayores o con discapacidad que todavía, por miedo a lo desconocido, por no sentirse capaces, porque no han creído en ellos, porque no pueden permitírselo económicamente, no han abordado un mínimo de la tecnología.

Apuesto porque los mayores y personas con discapacidad sean ciudadanos digitales .

Ellos son los más afectados, están dentro de esta brecha digital, que en este confinamiento, es mas cruel si cabe.

Aislamiento y hastío

Las posibilidades de ver a sus familiares y amigos a través de una videollamada, de disfrutar de todas las iniciativas culturales digitales de museos, bibliotecas, teatros se reducen a cero.

Hacer la compra online para no exponerse al COVID-19, solucionar su declaración de la renta que la tenemos ya en activo, utilizar la app que se ha habilitado par detectar si eres posible portador de coronavirus es inimaginable.

¿Cómo combatimos la soledad con una llamada telefónica? ¿Cómo hacemos sus días más sencillos con un televisor que les acompaña hablando de coronavirus y muerte?

Estos días me inunda más que nunca tristeza y alegría a partes iguales

Alegría porque con mi trabajo y el esfuerzo de las personas con lo que lo llevo a cabo, hoy pueden comunicarse o disfrutar de las posibilidades que la red ofrece. Puedo hacer una videollamada y verles, que sientan que estoy con ellos y que su aprendizaje ha merecido la pena.

Triste y acongojada porque hay otros muchos que se sienten solos, que echan de menos una cara amiga, un beso virtual, ver una peli en una de las muchas plataformas que existen.

¿Qué sucederá cuándo deje de ser noticia?

Nos echamos las manos a la cabeza y nos volcamos de lleno en parchear esta situación. Podemos sortearla con alguna que otra iniciativa.

El COVID-19, ¿nos servirá para reflexionar y tomar decisiones acertadas?

¿Habremos aprendido que los mayores tienen que ser ciudadanos digitales para poder interactuar, ser autónomos y no quedarse aislados?

¿Espabilaremos ante los retos que nos está planteando para que se activen proyectos y se apueste firmemente por acompañar a los mayores en el uso de las tecnologías? ¿Trabajaremos para que adquieran lo que no es más ni menos que un derecho?

Yo desde luego, no voy a dejar de seguir luchando para que así sea.

Juntos, sonriendo a las tecnologías ?????